-A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir- le digo a la niña pequeña a mi lado.
-Me alegro, creo. La acabamos de encontrar en el pueblo. Nos íbamos a casa ahora.
-Sí. Lo sé.
-¿Y mis padres? ¿Estarán bien?
-Llorarán por tí. Después de unos años tendrán otra hija, la llamarán Inés.
-Como mi muñeca. Podía haber tenido una hermana…
Le cojo de la mano, no siente mis dedos fríos, no sentirá nada ya. Por un simple despiste, esta niña nunca llegará a su casa. Nos queda un largo viaje por delante.
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