JOVITA
A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir. Escuché unos débiles maullidos que provenían del cantero de agapantos. Me acerqué y allí estaba, muy pequeña, indefensa y con su orejita sangrando. Se dejó alzar y se acurruco en mis brazos, seguía llorando por lo tanto la asistió el veterinario vecino.“No es grave”, me dijo. “Aplíquele esto tres veces al día”. Así las cosas, le hice unos mimos, la curé y salió retozando nuevamente por el jardín.“Su vida recién comienza”, pensé. “Ay, Jovita, mi dulce compañera, tú tendrás más vidas que yo, de eso estoy segura”.
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