A esta gatíta aún le quedan muchas vidas por vivir, concretamente seis, porque ayer aprovechando la luna llena, tras encaramarse al alero del tejado, cayó al contenedor de orgánicos junto con el alféizar de la ventana abatible del vecino del quinto derecha.

Muchas noches estrelladas la oigo maullar, exhibiendo su instinto cazador, tras atrapar a alguna inocente presa.

Y es que como buena felina aunque puede divertirse determinado tiempo sola, lo que realmente le motiva es instigar y juguetear con sus capturas emitiendo bufidos concupiscentes, vestida solamente con látigo y antifaz disfrazada de impúdica heroína.

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