A esta gatita todavía le quedan muchas vidas por vivir. A su lado reposa el cuchillo, corto y curvado como una garra, y exenta del temor con el que él le cerraba la garganta conduce sin miedo y se aleja de la curiosidad que mató a la gata que llevaba dentro; está lista para que vuelva. Y mientras las sirenas de la policía se cruzan en su camino dirección a la tumba de la que ha escapado, recuerda la lección más importante que esta vida le ha hecho aprender: más que evitar la piedra, lo importante es caer de pie.
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