Te regalé una bonita sonrisa de Joker, mientras la boca despojaba una última bocarada de humo blanco y negro; mi viaje ya casi había terminado y mis ojos solo alucinaban con el color rojo que llenaba la superficie susurrante, mis manos no temblaban, solo sostenían mis infalibles armas, mi mente estaba clara, mi obra era más que una escena macabra y pensando en una mente criminal y casi que mirándome al espejo, me di cuenta que por fin, termine mi autoretrato.
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