Como un delta
-Te regalé una bonita sonrisa de Joker y no has parado de llorar ¿quién te entiende? -.
Abrió la puerta hacia la calle y se fue. No hubo un «cuando se te pase el berrinche, me llamas»… Salió y salió de mi vida.
Si me hubiesen dicho que gracias a esa forzada sonrisa, vería la verdadera cara de Carlos, obviamente no hubiese dado crédito a eso.
Es el momento de empacar mis cosas – cada vez cargo menos-.
El camino se abre como un delta, dejaré que la intuición me guíe.
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