Lástima que no haya billetes para maniquíes La exuberante India, con sus olores de jazmín y hierbabuena y miles de especias diferentes, sería para mí mejor con él.
Creí que iba a sentirme fascinada por el país y su cultura y la decepción me apesadumbró, como un peso torturando el alma.
Paseaba por sus calles y el contraste de sus bellas gentes, de sus bellos y diferentes monumentos, me producía desazón, y el alma se me rebelaba, se amotinaba, con dolor y tristeza.
Fue un viaje diferente, que , pero que no repetiría, no sin mi maniquí
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