Te regalé una bonita sonrisa de Joker, en el momento en el que me dijiste aquello. Quería que me dijeras lo mismo que pensaba yo de ti, pero te superaste. Me impactaste. Al verme sonreír así tu cerraste los ojos y bajaste la cabeza con vergüenza y empezaste a decir esa palabra que era característica de ti cuando pensabas que hacías algo mal. “Perdón”. Me empezaste a pedir perdón, por algo que jamás en mi vida te perdonaría. Digo, para mí era como si fuera que te estabas arrepintiendo de enamorarme más de lo que estaba ya para ese momento.

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