Te regalé una bonita sonrisa de Joker, para que quede eternizada en tu retina de niño, los mejores momentos vividos, aquellos en los cuales entre madreselvas y tulipanes corríamos felices, hasta tocar el sol con el perfume de la mañana. Hijo mío! Iba a ser la última vez que nos viéramos después de dejarte en esa mansión extraña, llena de recuerdos e ilusiones. La pulseada la ganó tu madre, amparada en su fortuna. Despojado de todo vuelvo al mundo real. En esta casa ya no necesitan un joven jardinero.
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