Te regalé una bonita sonrisa de Joker y tú me lanzaste un beso.
Salimos del camarote después de perdernos Mikonos y Santorini enredados entre las sábanas. Nos prometimos un atardecer en Dubrovnik y una cena en Venecia.
La gente nos miraba sin disimulo camino del comedor para asistir a la «gran cena de gala». Cuando el Capitán comenzó su discurso te levantaste y le quitaste el micrófono de las manos. Llegué a tiempo de salvar la situación y entonces tú me besaste con una furia esquizoide.
Te puso cachonda verme ahí vestido de Batman.
No pisamos tierra hasta Barcelona.
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