Te regalé una bonita sonrisa de Joker y de repente comprendí que el asiento del copiloto estaba vacío. ¡Otra vez los recuerdos me jugaban una mala pasada! Hacía ya diez años del maldito accidente y aún te veía a mi lado cada vez que cogía el coche. ¡Han sido tantos los viajes que he hecho contigo que se me hace muy difícil hacerlo sola!.
– «Pare usted señorita, dijo el policía, tendrá que explicarnos por qué viaja con un vehículo robado».
Aparqué el coche en el arcén y me desmayé al ver la cara del agente. No podía ser él.
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