DEONTOLOGÍA

Te regalé una bonita sonrisa de Joker, pobre recurso de seductor enmascarado. Siempre lo tengo a mano como comodín para edulcorar las sentencias que tengo entre mis manos. Quizás no sea lo adecuado, pero nunca he sabido como cultivar la empatía, y además debo cumplir con el código deontológico que rige el ejercicio de mi profesión. ¿De qué otra manera podría ayudarte en este trance?

Entre mis manos ese informe plagado de indicadores concluyentes.

Y yo que sólo acierto a balbucear: -Ahora tu decides. ¿Claudicas o sigues luchando contra ese maldito cáncer?-

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