Pensó mientras el coche se lanzaba contra el muro que el viaje no duraría mucho. Después de todo, apareció en su vida como un genio, sin contar el tiempo y la distancia. Ella no contempló los hechos, sus palabras eran como trucos de magia.
Ya eran casi las dos de la tarde caminando bajo el sol con el estómago vacío, se preguntó: “¿Qué parte de la historia no entendiste?”
Se respondió: estoy de camino a los cincuenta ya no tengo remedio, nací así, crecí así, y este es el camino de la felicidad.
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