La demora. 
Viajes encadenados (en 8 semanas)Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro, «maldita suerte»
Marcos escucho como desde lejos lo llamaban, el brillo del medio día no lo dejaba ver, su cabeza estaba desordenada, le costaba enfocar.
Una voz, repetía una y otra vez, «¿señor está bien?”.
Hora después, sentado en la calurosa ambulancia, escuchaba sin prestar atención, como el chofer le explicaba que dependiendo de la forma del pozo en el asfalto, podía o no, reventar un neumático y doblar la llanta.
Tocó de nuevo en su bolsillo los restos de su celular y volvió a maldecir su suerte.
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