– A esta gatita aún le quedan muchas vidas por vivir.
Dijiste mientras esculcabas el corazón de michi. Yo te observaba anonadada, había aplastado su pobre pata para tenerte cerca.
– Se ve tranquila- Alcancé a balbucear.
– Si le puse un poco de esto-Señalaste una botellita en la mesa-La mantiene inmóvil mientras la reviso, y tú, ¿hoy te vas a Irlanda siempre?, espera, voy por una gasa.
Observé la botellita y sin dudarlo, la vertí en el agua que bebías.
– Si pudiera, me iría contigo-Dijiste al volver, tomando un sorbo.
-Creo que si cabes en mi maleta…
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