Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro: ¡Libres al fin! En unos instantes estaremos en otra dimensión, donde no hay negocios ni riqueza, dónde solo tienes que desear para ser y estar, donde nos encontraremos con la cuarta edad y no sentiremos penas, angustias ni soledades. En ese lugar al que se va pero del que no se vuelve.
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