Pensé mientras el coche se lanzaba contra el muro… que el destino baraja las cartas.
¿Qué necesidad de alquilar un coche si tenía mi viejo Renault 19 del setenta y nueve?
Tantos años compartidos, kilómetros recorridos, lenguas y costumbres aprendidas, noches de sueño o de vigilia dentro de su carrocería.
Año nuevo, billete premiado, planes postergados que pueden cumplirse, tecnología tentadora al alcance de la mano: «Estos autos se manejan solos, son inteligentes»
¡¡Qué maravilla!! Kitt sabrá adónde llevarme… pensé, mientras el coche se lanzaba contra el muro.
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