Te regalé una bonita sonrisa de Joker que quedó perennemente dibujada en tu boca, tras atravesar el parabrisas del coche con tu cabeza. Aquel viaje no podía acabar bien, discutimos al decidir el lugar de destino, donde pararnos para comer, el equipaje a llevar y finalmente mi forma de conducción deportiva. En un momento de la disputa solté las manos del volante, justo al entrar en la curva que subrayaba un árbol centenario. Sólo funcionó mi airbag. Podremos reclamar a la fábrica de automóviles una indemnización que nos permita continuar el viaje ¿por qué no?¿de qué te ríes?
OPINIONES Y COMENTARIOS