Lástima que no haya billetes para maniquíes, sé lo mucho que habrías disfrutado con esta montaña rusa. Yo sola no pienso subirme a la atracción, me espantaría recorrer ese trayecto sin una mano a la que aferrarme. Una mano rígida y firme que me sepa tranquilizar (como solo tú sabes hacerlo). Una mano que me cabe en el bolso (un bolso que nadie va a registrar). Ojalá no tuviera que dejarte en la taquilla, desatendido y manco. ¿Te fijaste que nadie se extrañó al vernos juntos? Yo sé que pronto me podrás acompañar a cualquier lado. Espérame aquí, no tardo.

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