Lástima que no haya billetes para maniquíes. Eso es lo primero que ha pasado por mi mente cuando esa abuela se ha sentado en el asiento que está al lado del mío. Y no lo he pensado porque fuera mal vestida, oliera mal o fuera de otra raza. No. Lo he pensado porque todavía no se había sentado que ya estaba haciendo preguntas comprometedoras y explicándome su vida. ¿Es que hay gente que no entiende que a los demás nos da igual su vida? Creo que va a ser un vuelo muy largo.
OPINIONES Y COMENTARIOS