—Lástima que no haya billetes para maniquíes. Eso fastidia el plan que teníamos pensado.
—¿Y cómo llevamos a Lucy a Sevilla?
—Si tuviéramos carnet de conducir podríamos llevarla en coche.
—Pero somos menores de edad. Podemos comprar un billete normal, llevarla al tren en silla de ruedas y sentarla en un asiento.
— Pero si alguien nota que no mueve los ojos ni nada, nos van a decir algo.
—También podemos meterla en una caja alargada y facturarla.
—¡No! Con los equipajes no. Aunque esté momificada, sigue siendo mi hermana.
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