Lástima que no haya billetes para maniquíes.

­­— Sé que mi padre para el que fuiste su musa se estará revolviendo en su tumba. Esto le parecerá la profanación de un templo, el acto de un ser carente de sentimientos, la idea de un demente con algún problema de infancia por resolver. Pero él ya no está y yo no puedo viajar al Museo Jumex sin al menos una parte de ti.

Lo siento papá, pero su sonrisa siempre fue tu talismán.

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