-Lástima que no haya billetes para maniquíes-. Se dijo así misma cuando viajaba en aquel tren , totalmente desconsolada, perdida entre sus recuerdos, abatida al mirar la senda por la que no volvería a cruzar!
Pero entre sus pensamientos solo había algo que martillaba constantemente su mente… Viajar a miles de kilómetros sin un pedazo de su corazón… ¡Jack!
-¡Cuanto daría por tener conmigo ahora! Lo intenté, juro que lo intenté, en mi desesperación ingenié un maniquí que hubiese sido mi único consuelo pero ya lo ves…No fue suficiente.
–Juro que siempre estarás presente en mi viaje al infinito!
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