Lástima que no haya billetes para maniquíes, porque eso es lo que todos ven cuando la miran.
Pero Ágata no es solo la más perfecta de mis obras, es también mi compañera, la única que se queda a mi lado cuando todo lo demás falla.
Ágata ganará el concurso, sin duda, pero para eso debemos viajar a la otra punta del país. Es terrible que no la dejen ocupar un asiento a mi lado, como siempre, solo por estar en un avión.
Por suerte hay solución. La cojo de la mano mientras el tren traquetea, rumbo a su destino.
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