– ¡Lástima que no haya billetes para maniquíes! – respondió entre risas
– ¡Insisto doctor! No es un maniquí, es mi primo Paco que se casa mañana – volví a explicar – ¡Tenemos que coger ese avión!
– Entiendo. Tomó algo y se ha quedado… ¡paralizado!
– ¡Exacto! Se ha quedado… ¡tieso!
– De acuerdo – dijo el doctor – esperen aquí.
Me senté junto a mi primo en la sala de espera.
– ¡¡Por fin!! – escuché
– ¿¿¡¡Paco!!?? – vi a Paco acercándose junto con un policía – Entonces, ¿tu quién eres? – pregunté a mi acompañante
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