Lástima que no haya billetes para maniquíes, en algunas ocasiones pareces el compañero perfecto de viaje, con esa expresión neutra en tu rostro pocas veces pareces estar en desacuerdo conmigo ni sorprenderte con mis confesiones. Intenté desarmarte y llevarte en mi equipaje, lucías delgado y maleable hasta que traté de que entraras en la maleta.

Lástima que no haya billetes para ti, pero aceptémoslo, que si te llevara tendríamos que enfrentarnos a las miradas extrañadas de los otros, y que durante el viaje voy a necesitar de un compañero que sea capaz de tocar, de reír, llorar y discutir conmigo.

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