En esta maleta no cabe casi nada. Dos mudas y un par de calzado. No más -sonrío- No necesito más que eso. Regocijo son sus pieles y determinación el cerrojo de sus puertas. Los nervios no tienen entradas, aunque mi mente tiemble ante el camino incierto al que parto, mi corazón vive en la firmeza de sus latidos. El hogar que una vez tuve se ha esfumado, sus cimientos permanecen con mi familia adentro, pero ya no es mi hogar y mi preciada familia no me ama.
Estoy solo y asustado, pero listo.
Buscaré lazos más fuertes que la sangre.
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