«Lástima que no haya billetes para maniquíes…» Eso barrunta una y otra vez el paisano que está delante de mí en la cola de facturación. Un olor dulzón como a zopilote dándose un banquete de carroña ataca mi pituitaria. Hay un pequeño reguero oscuro destilando de una maleta repleta hasta reventar…Atención, atención. Señores viajeros: el vuelo con destino a Katmandú queda anulado. Un fuerte seísmo ha destruído gran parte de los aeropuertos de esa ruta…

No espero más. Abandono la terminal a toda prisa.

Estaba escrito. No hay escalada.

El jamón y un buen Rioja me esperan en casa.


URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS