En esta maleta no cabe casi nada y aún así, está repleta de vida y amor. Me dispongo a abandonar mi escondite y a cruzar varias galaxias con el arduo objetivo de reverdecer el planeta errante que hace tanto habitamos. El contenido es un cúmulo de semillas diminutas, saquitos de fertilizante sintético, una regadera oxidada y aquella foto tuya sujetando a nuestra pequeña.
Viajo con lo puesto para que esas máquinas destartaladas no detecten mis actividades, espero cumplir mi destino y regalarte el mundo que tanto te prometí. Ojalá no sea demasiado tarde.
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