Lástima que no haya billetes para maniquíes como tú, con esa perfección que cargas. Es más, si los hubiera apuesto que no te dejarían viajar por miedo a que te suceda algo, pues entonces debo decir que podemos ir a pie. Caminar de la mano y de vez en cuando podemos parar a mirarnos. Así dejaremos de viajar en el mundo real para empezar a hacerlo en uno lleno de fantasías y cosas irreales pero en donde nos encontremos juntos, de la mano. Sin haber nadie molestando y diciéndonos a donde debemos ir. Solamente estaríamos tú y yo simplemente viajando.
club de escritura Fundación Escritura(s)-Fuentetaja
Caminar de la mano 
Viajes encadenados (en 8 semanas)
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