En esta maleta no cabe casi nada.¡Pues! Sí no cabe nada, nada llevaré. Sólo lo que pueda llevar puesto. Hacia donde voy poco importa y pocos se fijan en esas tonterías. Es hora de actuar como el egoísta que siempre he sido y no he dejado de ser…
-¡Qué broma!
– Como si les atañera lo que hago o dejo de hacer. -Dijo para sí mismo.
Al unísono, sacudió su pantalón; dentro de su bolsillo tanteo su cartera y echó un leve vistazo a su imperecedera habitación pulcra. Loco desquiciado y orgulloso por serlo, se fue.
-¡Qué maldita broma..!
-¡Dios!
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