En esta maleta no cabe casi nada.

Tampoco puedes llevarlo.

Grave, te has dicho: hoy es el último día que recorreré esta calle.

Pero qué afectación inútil, la de todas las rutinas que escogiste y escoges hoy abandonar. Tu memoria no aceptará imposiciones, no custodiará cajones polvorientos.

Y que así sea.

La mascota que habita tu cabeza solo entiende del aquí y del ahora, del qué comeré más tarde o en dónde el frío pega menos.

Sentirás nostalgia, seguro. Como agregado de palabras, de narrativas reelaboradas en conceptos menguantes.

Pero el futuro se abre ahora, con su terco silencio.

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