—En esta maleta no cabe casi nada. ¿Cómo conseguiste meterte dentro? Podrías haber muerto.
—Lo sé, pero aquí estoy, ¿no? El viaje ha sido estupendo.
—¡¿Estupendo?! Una insensatez y una locura.
—Sí, pero se hizo corto. He visto valles llenos de amapolas, cruzado ríos caudalosos y bosques de mil colores; he estado en ciudades increíbles, he conocido gente fascinante… Además, me sentí acompañado durante todo el trayecto.
—¿En una maleta? Mientes.
—Lo prometo. Me acompañaba la esperanza de una nueva vida y nunca dejé de mirar por la ventana.
—¿Ventana dices?
—Sí Akín, sí, la de la imaginación.
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