En esta maleta no cabe casi nada, solo su egocentrismo. Ya me dijo mi gato que no la utilizara, que parecía que estaba poseída. Intenté meter a la fuerza algo de ropa y ¿sabes lo que me dijo? –en esta maleta no cabe casi nada, asique piensa bien lo que vas a meter-Esa maleta poseída ¡podía hablar! Me decidí y la tiré por un terraplén de la autovía. Cuando llegué a casa, no quería nada más que relajarme, cuando sonó el timbre, abrí la puerta y ahí estaba la maleta, diciendo –en esta maleta no cabe nada, excepto tú-.
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