“En esta maleta no cabe casi nada”, escuché a mi mamá quejarse, la última vez.
Cuando llegué estaban terminando de poner la mesa para cenar. Mi papá se encontraba sentado en la cabecera, como acostumbraba. Junto a él, la silla de mi mamá se encontraba vacía. Era la primera vez que ella no nos acompañaba a cenar. Mi papi ordenó que nos sirvieran. Yo no entendía por qué, en esta ocasión, no la esperábamos. Unos días antes, ella me dijo que muy pronto tendría que viajar al cielo, pero no me dijo cuándo regresaría. Espero que no tarde mucho.
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