Esta es la historia de un viejo que deambulaba siempre en la calle, en busca de amigos y de alguien con quien hablar, dentro de él se escondía una gran tristeza pues había sido abandonado por sus hijos que nunca lo volvieron a visitar.
Estaba noche y día en la calle, pero siempre en la noche dormía en una silla de un parque, era una persona muy risueña, todos los ancianos del parque le sonreían, pero él no se imaginaba las vueltas que daría su vida, todo estaba por cambiar.
Era un fin de semana se escuchaba el canto de los pájaros, el aire fresco corría y movía las hojas de los árboles del parque, y si escuchaba el murmullo de muchas personas hablando de lo que se avecinaba.
Todos hablaban de la pandemia que cerrarían todo, y que todos debían estar resguardados en sus casas.
Al escuchar esto el viejo se entristeció, porque en ese momento el parque era su casa era todo lo que tenía, ahora pensaba que iría pasar con él.
Luego pasaron los días y la pandemia se fue extendiendo así que hicieron cuarentenas mucho más largas, sin embargo se seguía quedando en el parque, hasta que un día apareció un policía y le dijo: ¿No sabes lo que está pasando?, ¿porque estas afuera? Debes irte y no volver más. Entonces él le dijo:-este es mi hogar, dijo el viejo, el policía replico: si no te vas te sacaré una multa.
Una niña que estaba junto con su madre alcanzo a escuchar, la niña hace poco había perdido a su abuelo por el covid, ella buscaba el cariño que existe entre abuelos y nietos.
Así que la niña de inmediato le dijo a su mama: porqué no ayudamos al señor de edad, pobrecito no tiene donde vivir. Su madre la miro con ternura y le dijo: pero, ¿será posible? se querrá ir con nosotras?
La niña insistió: debemos intentarlo mama, yo perdí a mi abuelo, pero debo ganar otro para recuperarlo.
La mamá entonces se dirigió al policía y le dijo: yo me haré cargo del señor.
La señora se dirigió al viejo y le dijo señor: escuché que este parque es su hogar ¿por qué lo dice?
El viejo le respondió: el parque ha sido mi gran amigo, ha sido mi casa y el lugar donde he permanecido por años.
Nuevamente la señora le hablo y le dijo: ¿usted tiene hijos?
EL viejo respondió: “si, pero para ellos soy una neblina, soy algo inexistente. Señora yo fui un buen padre, yo me case a mis 25 años con una bella mujer Clarín, nos conocimos precisamente en este parque, de ese amor tuve cuatro hijos, Carlos, Joaquín, Francisco, Juan, los llenamos de mucho amor les dimos todos lo que necesitaban, a uno le pague toda su carrera universitaria un doctorado en medicina, el otro en ingeniería. Juan en música y Francisco en literatura, pero apenas envejecí se olvidaron de mí y de Clarín, mi esposa falleció por la tristeza y yo ahora estoy solo e hice de este parque mi hogar.
La niña que estaba a su lado cuando escucho esto comenzó a llorar y le dijo al viejo: es difícil para mí comprender lo que hicieron sus hijos, como alguien puede hacer algo así con sus padres.
El viejo le respondió hija esa es una de las realidades que suceden hoy en día, la ingratitud la falta de amor es una característica de este tiempo, pero noto que tienes muy bonitos sentimientos para estar tan pequeña.
Y le preguntó: ¿cuál es tu nombre?
Ella le dijo Jenny Marcela. Es un hermoso nombre dijo el viejo. La niña le dijo: No entiendo, como sus hijos no apreciaron lo que usted hizo, por ejemplo yo quería a mi abuelo como mi propio papa, yo jugaba con él fuera de ser mi abuelo era mi gran amigo. Ahora señor yo quiero ayudarlo por favor vaya a nuestro hogar y aunque no sea su hija quiero serlo, una hija y una nieta.
El viejo se le salieron las lágrimas y dijo para mí es una gran felicidad tener una hija como tú.
Entonces se dirigió a la casa de la niña, allí la niña no paraba de hablarle, de contarle sus experiencias en el colegio de quienes eran sus amigas y el viejo contándole experiencias de la vida, y la niña lo escuchaba atentamente aprendiendo, ella lo veía como su abuelo.
También descubrió que el viejo llevaba 5 días sin comer así que ese día le sirvieron un banquete exquisito y lo llenaron de amor le dieron su propia habitación.
Con los días la niña descubrió que este hombre había sido un gran doctor, y que había perdido toda motivación por sus hijos. Pero la niña lo llenaba cada día de sonrisas y abrazos, así que se sentía tan feliz que volvió a encontrar la motivación para seguir adelante.
El hombre comenzó a llamar a sus amigos médicos para recuperar su antiguo empleo. La niña escucho lo que iba a ser el viejo, por lo que le dijo: mamá el abuelo no tiene ropa. Hay que comprarle algo, como se va a presentar a trabajar así, si lo ven con esta ropa no llegara ni a la puerta del hospital.
La niña con mucho amor le pregunto al abuelo la talla de zapatos, y le miro por detrás su camisa y miro la talla.
Así que la niña le pidió un traje nuevo a domicilio con apoyo de su madre y se lo dejaron encima de su cama. Cuando el viejo lo vio nuevamente soltó sus lágrimas y les dijo: muchas gracias, han hecho por mí más de lo que yo imaginaba, realmente no tengo como pagarles tanta bondad.
El viejo volvió a su antiguo trabajo, le llevaba siempre un regalo a la niña y llegaron a ser una verdadera familia.
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