Aquí todos los días llueve, el día comienza con el cielo nublado como si no hubiera un poco de calidez hacia nosotros, no puedo negar la gran función que cumple la lluvia con las plantas, los sembríos pero al ver el cielo de ese color es como si reflejara la tristeza de las personas. No me gusta recorrer las calles del centro, siendo sincera; en cada esquina, en cada cuadra hay una persona con su familia esperando recibir una moneda para sobrevivir en el día, siento una inmensa frustración en no saber como ayudarlos.
Recuerdo una tarde, mas o menos eran las 5pm, había una señora mayor, con el cabello color blanco, una falda larga, sus polleras, sentada en el suelo vendiendo habas, maní y variedades de snack dulces y salados encima de una manta; yo tenia 20 soles, le quería comprar una haba y dejarle el vuelto, le di y ella vio algo que yo no llegue a notar, y era que tenia una abertura, le dije que me esperara porque cambiaria el billete. A mi regreso vi a un joven de 35 años recogiendo sus cosas, apurándola porque había un carro que estaba esperándolos, me quede fría. Se que Dios nos enseñó en dar lo poco que tenemos porque estamos dando de corazón y no lo que nos sobra pero es dar a alguien que si lo necesita porque no puede conseguir un empleo ya sea por la edad en caso de adultos mayores o por algún otro motivo los cuales no les den la oportunidad de laborar en sus empresas para que puedan mantener a su familia y salir adelante, pero que hacer si cuando ves a alguien pidiendo apoyo económico no sabes si hay alguien detrás de esa persona explotándolo, usándolo sin importar que sea su madre o su padre.
El COVID perjudicó a todo el mundo, a diferencia de antes no veías en cada cuadra a jóvenes dejando la vergüenza de lado, disfrazados poniéndose a bailar en el centro de la pista, adolescentes con sus hermanos menores cantando en el frio, madres sentadas en las veredas con sus bebes vendiendo caramelos, niños esperando que la luz cambie de color para que los vehículos se detengan y puedan vender lo que tienen, señoritas cantando y bailando en una esquina, señores con sus hijos tocando un huayno o un santiago.
Habían personas que si apoyábamos pero habían tantas personas que no se podía apoyar a todos por mas que quisieras. La verdad es que es tan frustrante no poder apoyar a todos, pero a veces te pones a pensar que diferente seria si pudiéramos tener albergues donde podamos generar trabajo a las personas que perdieron todo, aquella personas que ya no tienen alguna esperanza porque lamentablemente las cosas se pusieron mas difíciles, que diferente seria si todos uniríamos fuerzas para apoyarlos pero no en darles dinero y ya, todo lo contrario, en darles una oportunidad de trabajar, a los adultos mayores darles un hogar donde puedan pasar sus días tranquilos, sin ninguna preocupación y que su manera de generar ingresos sean dando abrazos, ellos no tienen la energía de antes, ya no, Un albergue para madres e hijos, donde los niños tengan la obligación de estudiar y jugar, sin quemar ninguna de sus etapas, las madres colaborando con el orden. Se puede derivar diferentes funciones donde puedan ayudarse mutuamente y viendo una luz en el camino, aprendiendo que la vida no es para sufrir, es para atravesar cada obstáculo que se nos presente y que cuando solo veamos muros se den cuenta que no están solos, que aun hay personas que de corazón queremos un mundo mejor,
Se que parece un sueño, pero que sueño no se hace realidad cuando de verdad es algo que soñaste desde hace tiempo, yo quiero hacerlo, tal vez no sea un lugar grande pero quiero encargarme de que sea su hogar, un hogar para todos.
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