Como por arte de magia, la tiza se elevó en el aire para escribir en el encerado de la pared frontal:

Vuestro profesor y yo éramos socios. Consiguió deshacerse de mí para quedarse con este Taller.

Con la entrada del profesor, la nota desapareció.

—Buenas tardes —saludó—. Hoy os daré esta frase inicial: «Sucedió en el Taller» y tres palabras para un nuevo ejercicio: «Traición», «misterio» y «escritura». Quinientos caracteres. Los espacios cuentan. Podéis comenzar.

—Fin—

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