¿Invencible o sin sentido? Los días seguí cargando en mi manos, sin contar los segundos me siguieron pasando. Los dientes, los minutos largos de algunos años me fueron tumbando, y el sol mi cara quemando, por ello deje de bañarme, el mugre me protege, de todo hasta de la gente que imposibilitada por mi exterior no miran mi interior, pues lo que ven es un caparazón, pero entre tanta mugre ¿Dónde estaré yo? – seguramente cerca, sentado en una piedra escribiendo, imaginado estar en un salón.
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