También hoy mi relato hablará de Ella.
Compartimos un Taller de Escritura.
Ella escribe como terapia, aunque solo escribe un nombre. Uno, una y otra vez.
Un reloj parado es exacto dos veces al día y a las 10:30 sus ojos retornan de muy lejos, sus labios nombran y su mano, ya ajada, dibuja una caricia tierna de amante. Envidio su ilusión estrenada cada día. Vivir sus cinco minutos a este lado del espejo.
Ella no recuerda; yo no olvido.
10:30, última cita.
YO la convertí en esta muñeca rota.
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