Empezaba el verano cuando llegó, era el octavo día del último mes, se abría paso entre las hojas, el viento me traía sus viejos lamentos, su aroma a amores mutilados
Empezaba el verano, y una botella de vino y un libro era mi compañía. Cruzó la calle y entró al bar.
Todos la miraron, no tuvo miedo de sonreír, y no tuvo miedo de encargarse de servir el café.
Sus ojos eran laberinto, sus pestañas una gran sombra que trataba de cubrir el llanto.¿Y su sonrisa? flores que esconden lodo…
El taller de escritura: concurso de microrrelatos
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