«sol camino del peregrino»
Eran las 6:43am el sonido viajaba antes del deseo de llegar a la plaza el semblante se adornaba por la falta de felicidad y su gente paralizaba las palabras de tristeza, mas aquel día con una mirada alegre y sin preocupaciones como todo niño Summit regresaba a su hogar con una sonrisa y unas naranjas que llevaba dentro de una canasta, puesto de la cosecha ante nada más que pudiese hacer para su sustento y el de su madre Rubí ciega por un accidente y llena de historias que encantada contaba a su hijo de como elefantes nadaban en el cielo y como los tigres la acompañaban a enfrentar sus más íntimos miedos.
Abdul era un hombre que vivía en una ciudad lejana a bengala llamada bombai, su mirada sin vida llevaba con sigo un resplandor de codicia y con ella a kumar un niño que hacía 6 años trabajaba con el hombre siendo explotado en una cochera donde había un soldador y chatarra acumulada además una mesa llena de papeles, unos guantes de protección y unas varitas para soldar. kumar nunca conoció a su madre, su padre ya muerto, era soldado de la guerrilla de india y muy pequeño los separo de su madre y su hermano.
A las 15:24 el presidente Gemon Afti ordena asesinar además de niños enfermos a padres y madres, los sanos serian vendidos como esclavos;
Por un acuartelamiento, sus palabras fueron “no hay cuartel para mi ejército” y no iba a violar las leyes que iban en contra del pueblo, la madre de Summit solo escucho la radio «habrá acuartelamiento por plan pistola». Cuando escucha que tumban la puerta ella se tapa con una toca azul que tenía y cubrió a su hijo con una manta amarilla y rojo. cuando de un tiro la asesinaron los soldados, Summit miraba el cuerpo de su madre cuando reacciono ya lo habían capturado “llévatelo lo venderemos en bombai” dijo aquel soldado.
Cuando el expreso de la esclavitud shradam-3 un transporte para esclavos del siglo XXI llega a bumbai Summit no se imaginaba la sorpresa que lo esperaba en aquella misteriosa ciudad donde Abdul lo compraría por 300 rupias, ya despoblado de la ruina de su pueblo para ser esclavo en otro.
Cuando llego a la cochera hubo al instante conexión con kumar que en su cuello cargaba una clavija con la foto su madre, la madre de aquellos pequeños muerta por la guerrilla de su país.
Aquel día hablaron con una sonrisa tan tosca como su pobreza y tan irónica como la mirada de un niño ilusionado y fue allí donde siendo ya casi media noche después de un mes largo de la muerte de su madre deciden escapar frente a una fogata casi apagada rumbo a la libertad por decisión de sus corazones curados por la lealtad del destino hacia la luz en el remanso de los montes de la india y lo que guardaba la mirada de una madre.
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