La lluvia solapaba el pensamiento gris de las noches sin estrellas

El frio indagaba en mí los puntos débiles

Pensares eternos como mares y las luces del saber desvelaban a los seres

Que triste canto oprimido el de la lluvia sobre las tejas musleras

Ensordecedor alarido el que cae hoy sobre la tierra y me aterra

La luna ya no nos observa y la única luz es la que irradia la vela

El agua hirviendo y el mate lleno de yerbas

Tú en la cama me observas, yo ensimismado tejiendo este humilde manto de versos

Así pasamos los inviernos, observando el frio y lentamente muriendo

Abrigados solo con el calor de recuerdo, de un verano venidero.

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