Ciudad despoblada

Qué rico van a saber los puerros con patatas. Luego conejo en salsa.

Estamos cenando en nuestro Pueblo. Solo vivimos 80 habitantes.

Qué suerte hemos tenido. Tenemos pueblo. Lo tuvieron nuestros bisabuelos y mira por dónde que ahora vivimos en él.

Ya tenemos arreglada la casa. Qué bien.

Cuando se fueron todos los habitantes a la ciudad, este pueblo y todos los demás, quedaron abandonados. Casi casi lo taparon las zarzas.

A comienzos del siglo XXI, todos estos pueblos quedaron despoblados.

-Se lo digo a mi hijo pequeño.

-Cómo. -me pregunta.

-Pues sí. Estos pueblos eran pobres y tristes.

Todos se fueron a vivir a la ciudad.

-No quedó nadie en el pueblo? Pregunta el niño

-No. Sin embargo mucha gente, en vacaciones de Agosto volvía. Sí, a enseñar a los pocos que quedaban, su coche, su móvil y demás artilugios.

Luego de nuevo a trabajar y vivir en la sociedad de consumo de la ciudad. Trabajar. Comprar. Pagar el crédito. Así entrampados toda la vida.

-Joe, mama. Pero ahora es completamente diferente.

  • Sí. Ahora en Agosto iremos a nuestra ciudad. Veremos la casa donde nacieron mis padres. Tus abuelos. Está todo en ruinas. Quizás tengamos algún okupa desgraciadillo.

Estamos en el año 2095. Somos supervivientes de la gran crisis mundial que sucedió en el 2060. Guerra, peste, muerte. Resultado, solo quedamos el 20% de la población. Suerte hemos tenido.

Las ciudades están abandonadas. Despobladas. Los que quedamos, vivimos en los pueblos.

Los pocos labradores del campo, los pobres ignorantes con huertas, ahora son los reyes. No se pasa hambre. Además, los pobres compartimos lo poco o mucho que tenemos. No somos egoístas.

Los ingenieros, abogados, electrónicos, informáticos, se mueren de hambre. No saben cómo cultivar una lechuga. Los ignorantes del campo son los nuevos dioses. Eso sí, sin que se les haya subido el ego a la cabeza.

No existen los chismes esos, de moda, e imprescindibles hacia el 2020. Móviles, ordenadores, coches, tv, etc.

Somos felices en nuestras casas viejas de piedra. Las calles son empinadas, empedradas, y sin alcantarillas.

No tenemos gas natural, ni gasóleo ni pellets. Calor solo con madera.

El calendario es muy rudimentario, pero suficiente para situarnos. Los relojes que utilizamos son los llamados de sol. Son ecológicos y no hay que cambiarles las pilas.

Pronto entraremos en el siglo XXII. Joe, qué lejos estaba, y ya lo tenemos aquí.

Solo espero que sigamos siendo felices, como hasta ahora lo hemos sido.

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