El deshacedor de nudos
Una tarde cualquiera, mientras deshacía la maraña de auriculares que siempre llevaba en el bolsillo, lo vi por primera vez. Era diminuto, no más grande que un dedal, con una apariencia casi transparente, como si estuviera hecho de una mezcla de humo y tela de araña. Lo más extraño era cómo se movía: deslizándose entre...