Dedsdren Lemuel Belenos, llegó a la ciudad de Ensenada en un día lluvioso. A la una y cuarenta minutos, de un jueves doce de febrero, del dos mil dieciocho. La ciudad que lo vio crecer y convertirse en hombre. Llegó al puerto porque su sobrino más querido, Nataniel se había suicidado el día anterior. Se sentía culpable, porque él, había intentado lo mismo cuando tenía dieciocho años y pensaba que de alguna manera su sobrino había seguido su ejemplo. Siempre tuvo el temor de que alguien de su familia intentara imitarlo, y su peor temor se había hecho realidad. La noticia le afectó sobremanera, la ansiedad con la que lidiaba a diario se elevó en intensidad, por lo que al bajar del autobús tomo varios ansiolíticos; en dosis altas, unas cinco pastillas en total. Pensó en Nataniel y en Thiago, su mejor amigo, en sus destinos y en el secreto intimo que nunca tuvo el valor de contarle a su amigo; un secreto que estaba ligado a su ansiedad y que lo llenaba de vergüenza y arrepentimiento. Nervioso esperó por la llegada de algún familiar y salió fuera de la central. La lluvia que ya menguaba, mojó su rostro y sus ropas, pero Deds no prestó atención a eso. Se desabrochó las agujetas de sus zapatos y luego las volvió a amarrar. Fue hasta el baño de hombres y se enjabonó las manos, luego las lavo con fruición. Tocó cuatro veces la jabonera y luego antes de salir se aseguró que había apagado la luz. Cuando iba de camino hacia afuera regresó sobre sus pasos y fue de nuevo al baño; para comprobar que realmente había apagado la luz. Tocó una vez más la jabonera y se volvió a lavar las manos, las secó obstinadamente, luego salió.

Para el joven estar en Ensenada le causaba conflicto. No la ciudad, que le parecía bonita; había muchos recuerdos desagradables que llegaban a su mente cómo pensamientos intrusos. (el rompimiento con su esposa Nerea) y cierta emoción ligada a las personas que conocía. Y ligada también a su intento de quitarse la vida. Aunque ya habían pasado varios años, le seguía causando esa pugna. El temor de que alguien de su familia intentara imitarlo, era porque varios de sus sobrinos presentaban algunos síntomas parecidos a los que padeció él. Rasgos de ansiedad, tendencias a adicciones y síntomas depresivos. Parecía que varios de ellos habían heredado atributos de una patología que no estaba bien definida, pero les causaban problemas. Dejando a un lado a Nataniel, dos de sus sobrinos tenían problemas con las drogas, otro con el alcohol, y dos sobrinas presentaban serios problemas emocionales que no sabían cómo manejar. Deds pensaba que habían heredado genes de anteriores generaciones de la familia, que les provocaban esos problemas y que cada uno los paliaba a su manera. Aunque no iguales, sus sobrinos presentaban peculiaridades similares en algunos aspectos de su personalidad.

El joven se sobrepuso y dejó atrás todos esos pensamientos derrotistas, estaba ahí por una razón importante. Una razón que era triste, pero que debía enfrentar. Con su sobrino vivió experiencias importantes, de esas que te marcan. Lo vio nacer y cuido de él, apenas siendo un niño. Deds vivió con su hermana Esther, madre de Nataniel, por varios meses. Y el joven, que en aquel entonces tendría unos ocho años, protegió a Nataniel de todas las amenazas de que era capaz. Lo protegió de las amenazas de la calle. Lo protegió de sus vecinos, unos pobres jovencitos, en extrema pobreza, harapientos y mocosos que los apedreaban sin razón alguna. Apenas con ocho años Deds arrullaba a su sobrino y lo dormía en su hombro, le cambiaba los pañales y le daba de comer papilla de verduras y frutas. Lo subía en su carriola y riendo como locos daban la vuelta a la manzana. Rodeando los bordes de las banquetas, los escalones y los baches. Ya de grandes jugaron futbol juntos y se pusieron alguna borrachera. Un día Nataniel le confeso a su tío Dedsdren que estaba enamorado y se quería casar, pero ese amor era de los pasajeros, amores de adolescentes que se esfuman como el humo del cigarro, así que la boda nunca se llevó a cabo.

Esther y sus cinco hermanos tenían comunicación periódica con la familia en Tijuana. Las últimas noticias de la familia en Ensenada eran de un transitar normal, no perfecto, pero llevadero. Sin embargo, de manera inesperada, ahora, su hermana Esther, vivía el duelo por la muerte de su querido hijo Nataniel. El duelo de una madre por alguien nacido de sus entrañas. Dedsdren sentía un enorme pesar y el recuerdo de su propio intento de suicidio se instaló en su mente, provocándole angustia y desasosiego, a pesar del medicamento que había tomado. Volvió a pensar en su amigo Thiago, en su última conversación y en el día que lo vio por última vez. La promesa de hacerse cargo de su hija, si él faltaba. Siempre que pensaba en su amigo se recriminaba el no haber encontrado las palabras adecuadas para ayudarlo; sacarlo de su trance, cuando su mejor amigo lo buscó y conversaron. Nataneil y Thiago ocupaban su mente

El joven, que ahora tenía treinta y dos años de edad, y que algunos llamaban Dedsdren, otros simplemente Deds, bajó del autobús con una hora de retraso, el transporte sufrió una avería en el camino por lo que debieron esperar en plena carretera. Indeciso porque no encontraba a nadie de su familia, pensó en tomar un taxi y salió fuera de la estación de nuevo. Cuando ya se había decidido por el taxi, escuchó que alguien pitaba, Volteó y miró a su hermano Reben, estacionado en doble fila y este le hacía señas con la mano para que se acercara. Presuroso fue hasta la camioneta Ram Charger y subió maleta en mano.

—¿Cómo estás Deds? ¡Qué bueno verte! —dijo Reben.

—Bien… Bueno no… Desconcertado por lo sucedido —dijo mientras sacaba una toalla de su maleta y se secaba el pelo y el rostro—. ¿Cómo está Esther?

—Desconsolada viejo, fue un duro golpe.

—¿Nataniel seguía enganchado al cristal? —preguntó el joven.

—Pues al parecer tenía meses sin consumir, pero entró en una depresión profunda, finalmente no la pudo superar.

—Pero no tenía novia o a alguien con él.

—No, Daniela lo dejó meses atrás. Estaba solo, tenía cerca a su madre. Pero toda la familia lo apoyaba.

—¡¿Cómo pudo pasar?! —Dijo Deds consternado y al decir esto sintió un peso en la nuca y los hombros.

—¿Y tú cómo estás? ¿Sigues tomando medicamento?

—Sí, lo hago, no me queda otro remedio.

—¿Y la escuela?

—Va bien, es lo que esperaba.

Los hermanos ya no dijeron nada, siguieron el camino en silencio mientras el parabrisas despejaba la lluvia, que arreciaba de nuevo, del cristal de la camioneta. Dedsdren recordaba perfectamente cada calle, cada negocio, y cada comercio de los que eran estables. El joven llevaba dos años viviendo en Tijuana, con su madre Candela, (nombre de origen Latino y que se significa la que ilumina) y su hermana Deidílica, que era enfermera. Además, vivía con ellos Hervé, un jovencito de trece años, que decidieron en su momento adoptar, y su hermana Kheylisha Nayla, una joven de dieciocho años, que se unió a la familia por su propia voluntad. Dejando atrás a un padre alcohólico y peligroso, que estaba recluido en la penitenciaría de la ciudad por haber dado muerte a su madre en un altercado. Los dos fueron bien recibidos por la familia. Su madre, su hermana Deidílica, Hervé y Kheylisha habían viajado más temprano y ya se encontraban en la ciudad.

Ensenada es una ciudad turística, dedicada también al comercio, a la pesca comercial, la agricultura y la minería. Y en menor escala a la industria maquiladora. Es considerada por estar a la vanguardia en investigación científica y ha sido llamada por el ayuntamiento la ciudad del conocimiento. Ahí en el puerto había muchos bares y cafés, donde los turistas y los Ensenadenses convivían y se confesaban sus secretos. La Casa del Café era visitada de manera frecuente por Deds y Thiago, donde conversaban de su patología y de sus sueños. El de Thiago crear un grupo de ayuda para personas como él y el de Deds, convertirse en escritor. En aquellas platicas que se llevaban a cabo por la mañana del día viernes o sábado, ambos amigos disfrutaban de su amistad y daban rienda suelta a sus anhelos. Al mismo tiempo que compartían sus dudas existenciales y lo que el futuro que les deparaba.

Sus playas ya contaminadas no son el mejor atractivo de la cuidad, sin embargo, la gente seguía acudiendo a estas playas en pleno verano. También tenía un prestigio ganado por sus vinos. Una enorme región al norte de la ciudad que comenzaba en San Antonio de las Minas y cubría el valle de Guadalupe, donde estaba la Ruta del Vino, que era la responsable del reconocimiento general de la actividad vinícola. Además, en esa región, mucha gente preparaba vino casero, que se vendía muy bien. Y claro, había alfarería y artesanía.

Reben detuvo la camioneta frente a la casa de Esther. Bajaron. Deds estaba ansioso, había gente fuera y dentro, a la mayoría Dedsdren los conocía y fue saludando casi a todos. Hasta que llegó a donde se encontraba el féretro y las mujeres rezando el rosario. Cuando Esther lo vio, fue hasta él y lo abrazó. Deds, como le llamaba su familia, no supo que decir, abrazó con delicadeza y fraternalmente a su hermana y solo dijo: lo siento. Luego su hermana regresó con las demás mujeres. El joven fue hasta el féretro y vio el rostro apacible de Nataniel. Tocó la caja y cómo siempre le pasaba, la tocó varias veces, de manera reiterativa, antes de retirarse con la ansiedad que bullía en su pecho. Al joven le ofrecieron café con galletas, pero solo tomó el café. Su hermano Reben le habló y sacó una botella de tequila, y vació un chorro del líquido en la taza de Deds.

Salieron al patio, donde la mayoría eran hombres y algunos niños. Se resguardaban de la lluvia bajo un techo de lámina, donde al impactar la lluvia provocaba un ruido escandaloso. El joven fue saludando a todo el que conocía, entre ellos se encontraba su hermano Líndere, su hermano Genaro, sus primos y sobrinos. Había mucha gente, Nataniel, Esther y la familia Belenos Roldán, eran muy conocidos y mucha gente había acudido al sepelio del desdichado joven, que tenía apenas diecinueve años de edad. Toda una tragedia para la familia. La gran mayoría de los presentes no entendía por qué Nataniel se quitó la vida y lo más fácil era juzgar. Frases como: «A este cabrón le faltaban huevos». «Que pendejo, a quién se le ocurre algo así», era común oírlas entre los invitados. Pero claro, lejos de los deudos y la familia. A la sombra de lo clandestino.

Afuera los hombres conversaban diversas cosas, como desligados de lo que ocurría dentro. Su hermano Líndere le dijo que hacía tres días habían ido de caza y que se trajeron un venado, doce conejos y una zorra. La familia tenía un rancho como de veintidós hectáreas, que su padre les había heredado, cada hermano era dueño de una parte del terreno, todos poseían un patrimonio ahí, donde jugaron de niños y donde todos se convirtieron en hombres. El rancho era ya parte de la ciudad, colindaba con ella, la mancha urbana ya los había alcanzado y los rodeaba. Deds tenía siete hermanos en total, cuatro hombres y tres mujeres, los mayores, Reben y Genaro, eran los que se hacían cargo de las labores propias del rancho. Reben dejó su taller de costura y se asoció con Genaro para trabajar en el rancho. Tenían reses, borregos y caballos que entrenaban para correrlos. Gallos de pelea que llevaban a encuentros clandestinos los fines de semana. Además de gallinas y conejos. Los demás, aunque vivían ahí en el rancho, se dedicaban a otra cosa. Su hermano Líndere era empresario, tenía una empresa que se dedicaba a importar piezas y material para las maquilas de la ciudad. Su hermana María Aitana iba y venía a los Estados Unidos, donde trabajaba limpiando casas. Esther, la mamá de Nataniel, era ama de casa. En esos momentos solo faltaba Yucón, su hermano al que le llevaba solo dos años de ventaja, y con el que compartió su infancia, sus juegos y sueños de infante, en el rancho querido; cuando apenas eran unos mocosos. Yucón vivía en los Ángeles, en el condado de San Diego. Y ya venía de camino.

Con el ruido que provocaba la lluvia de fondo, Dedsdren les preguntó cómo habían logrado cazar un venado, ya que eso estaba penado por la ley y si los descubrían estarían en problemas. Su hermano Líndere le respondió que los retenes del ejército se marcharon y dejaron el camino libre a la sierra. Y que los guardabosques eran fáciles de ganar con algunos billetes. Le dijo que de echo estaba prohibido cazar y portar armas, pero que se habían arriesgado, y que todo salió a la perfección. No vamos seguido —dijo su hermano mayor—. De hecho, lo planeamos por seis meses, hasta que nos decidimos. Mientras conversaban sobre la caza llegó Yucón, con su familia. Luego de darles un abrazo pasó a la casa en busca de Esther.

—¿Cómo va la escuela futuro escritor? —le preguntó su hermano Genaro, a Deds.

—Va bien, le decía a Reben, que era lo que esperaba.

—Entonces vas a seguir —volvió a preguntar Genaro.

—Sí claro, hasta terminar —respondió Deds.

—Pero dicen que los escritores se mueren de hambre —dijo Líndere.

—No todos, algunos viven muy bien —dijo Deds—. Además, no pienso dejar mi trabajo de taxista.

—Pero tienes que ser muy bueno escribiendo para destacar no —replicó Genaro.

—Sí por supuesto, pero yo confío en mí. Ya he quedado finalista en algunos certámenes de Relato y microrrelato en España.

—Pues mira quién lo dijera, hay un artista en la familia —opinó Líndere—. Suerte con eso… Le dijo.

En ese momento Deds miró a su hermana María Aitana, y se acercó a saludarla. Su hermana lo abrazó y le dijo que le daba mucho gusto verlo. Deds, sentía un cariño especial por Aita, porque ella siempre lo apoyó económica y moralmente desde que él tuvo problemas a los dieciocho años. Que fue cuando tomó el rifle de su padre, se apuntó con él y disparó, directo al corazón. Gracias a Dios la bala no toco ninguna arteria de riesgo y paso a milímetros de ese órgano que simboliza el amor y la vida. Cuando María Aitana vivía en cd. Juárez, Deds se mudó a vivir con ella por tres años. Tres años tardó en regresar a la ciudad dónde creció, el mismo tiempo que tardó en enfrentar aquel suceso que lo marcó de por vida.

Dedsdren en aquel ya lejano tiempo había dejado la escuela, terminó la secundaria con todas las materias reprobadas, excepto música, ya que se había presentado en clase y tocó el Cóndor Pasa y Danubio Azul, con la suficiente maestría para que el maestro lo calificara con un diez. En su boleta todas las otras materias decían reprobado. El joven sintió una profunda tristeza al ver los rostros y escuchar las risas de sus compañeros que estaban felices, porque ya se abría para todos ellos el ciclo de la preparatoria. Dedsdren Lemuel, se convirtió en un vago de primera. Dejó de entrar a clases a principios del tercer año, primero de manera casual, luego de forma más continua; y para la mitad del tercer año ya no entraba a ninguna clase. Se juntaba con un grupo cómo de nueve alumnos y se la pasaban en las tardeadas de otras escuelas, bailando y conquistando chicas. O en la playa emborrachándose; en las canchas de la misma escuela y atrás de los talleres de mecánica y carpintería fumando marihuana. Cuando se enteraban que el prefecto iba por ellos, simplemente se brincaban la barda. Llegó un momento en que el subdirector de la secundaria habló con ellos y les dio la oportunidad de salvar el año.

SINOPSIS

Dedsdren Lemuel Belenos Roldán sufre de trastorno Obsesivo-Compulsivo. Su sueño es convertirse en escritor, pero la vida le tiene preparada otra cosa. Luego de un incidente en el que sufre de punzadas en la cabeza, el cuerpo y un sangrado nasal; se ve envuelto en una sintomatología extraña y muy variada. Desde sangrado; hasta perdida de toda masa muscular, cabello y uñas. Su piel se oscurece y pierde piezas dentales, su encía sangra. Luego de quedar irreconocible para su familia y amigos, pasa un tiempo relativo en un Hospital de la capital del país, México. Luego de un periodo de pruebas y sin encontrar el origen de la sintomatología es canalizado a una clínica en Houston en Estados Unidos. Donde se le realizan toda clase de pruebas; cuando creen atisbar una mejoría sustancial, viene una recaída y un empeoramiento en la salud del joven. Como último recurso es enviado a una estación espacial donde ya se trabaja con nanotecnología médica. Pero en el trayecto, la nave en la que viaja, se ve afectada por una lluvia de meteoros, que obligan a los pasajeros a usar capsulas inteligentes de supervivencia; que los llevaran al sitio seguro más cercano. La capsula de Dedsdren es golpeada por uno de los meteoros y cae en un sitio inhóspito. Ahí es rescatado por un hombre y llevado a su cueva donde tiene un laboratorio con tecnología alienígena. El joven encuentra su salud en ese lugar, y luego conocerá a una raza de extraterrestres, que lo eligen para transmutarle un enorme poder, que usará a su regreso en la tierra. Su cabello puede alterar su estructura molecular haciéndolo tan flexible como el hule y tan resistente cómo el grafeno. Convirtiéndolo así en el primer superhéroe real del planeta tierra.

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