Ese es el gran dilema de la vida y es ahí donde debemos saber si nos enfrentamos a una Casualidad o a una Causalidad, que son términos totalmente diferentes. Las causalidades son relaciones entre causas y efectos, nada sucede de la nada, todo sucede por algo. Nada escapa a las leyes de la naturaleza, que tarde que temprano, aunque las hayan desequilibrado, terminan regresando a su estado inicial. Cuando te has dado cuenta que todo tiene su razón, es ahí cuando descubres que guardar odio en el corazón no sirve de nada, pues el odiar solo le hace daño a quien siente ese sentimiento oscuro, porque a quien odian, sigue el rumbo de su vida.
«Las causas están ocultas. Los efectos son visibles para todo»
Ovidio
Había acabado esa semana, y llegaba el día de entrar a clases nuevamente. Feliz para iniciar mí octavo semestre de Medicina. Terminaron las vacaciones y con ellas terminó mi relación con Daniel, pero el amor que sentía por él, aún quemaba como mil soles. Había podido hablar con Bella antes de entrar a la universidad y ella también se encontraba feliz por entrar a clases nuevamente. Iba para el mismo semestre que yo, pero de Administración de Empresas. Bella era parecida a mí, a ambas nos gustaba mucho la lectura, nuestras carreras y sobre todo nos apasionaba la música. Cierto día habíamos tenido la oportunidad de interpretar el maravilloso clásico de Beethoven, «Para Elisa». Ese día estábamos con Ferchito y pudimos observar que de sus ojos escapaba una que otra lagrimilla rebelde que no quería contenerse. Mi vida había vuelto a la rutina de siempre, aunque para mí no era aburrida, esta vez me sentía vacía porque sabía que a mi corazón le hacía falta él y solo él, y sin embargo, no volvería a ser mío jamás, por ende debía entrar en la etapa de olvidarlo… la etapa más difícil.
Parecía que todo había vuelto a la normalidad, como si esas vacaciones no hubiesen sido distintas. Carla seguía atendiendo su restaurante, mi madre se encontraba en casa tejiendo y de vez en cuando visitaba a sus pacientes. No sé si recuerdan que mi madre es enfermera, ¿No lo recuerdan? ¿O fue a mí a quien se le olvido contarles que mi madre es enfermera? ¡Jajaja! Creo que al relatarles mi historia se me ha olvidado contarles ese detallito importante. Por otro lado, Tifani se encontraba muy feliz con su esposo y su hijo. Daniel… a él no lo había vuelto a ver, puesto que yo ya no iba a la playa a trotar tan temprano, sino que iba en las noches cuando ya había acabado mi jornada tanto universitaria como la de hacer trabajos académicos, estudiar para los exámenes y todas esas actividades extracurriculares que dejan las universidades para nuestro tiempo libre.
Luna seguía siendo igual de coqueta. Una noche cuando ya iba de regreso a casa, tropecé con ella y la vi besándose con un chico muy guapo, que ciertamente la tenía agarrada contra su pecho y su mano derecha se encontraba un poco más debajo de la cadera, justo allí donde comienza el glúteo. «Ciertamente sigues siendo la misma chica». Pensé. «Que puede esperarse para ti con ese ejemplo de madre».
Pasaban los días y los días y mi vida seguía siendo una rutina no aburrida para mí: Despertar, alistarme, ir a la universidad, regresar a casa, hacer tareas y finalmente ir a mi caminata playera al anochecer, volver a casa y dormir para despertar al día siguiente. Durante ese mes, pude verme unas cuantas veces con Bella, puesto que ella me acompañaba en mis caminatas algunas veces y luego nos quedábamos unos veinte minutos hablando con Ferchito. Nos comprendíamos perfectamente y la pasábamos tan bien juntos, que no sentíamos el tiempo. ¡Claro! Algo había cambiado en mi rutina diaria, ya no estaba sola en mi caminata, ahora estaba con dos seres especiales, Bella y Ferchito… dos personas que se convirtieron en parte de mi familia. Y así, el tiempo seguía pasando y yo no podía olvidar a Daniel. No lo había vuelto a ver y ya me había acostumbrado a la idea de olvidarlo hasta que…
Era miércoles por la noche, Bella y yo estábamos en la playa junto a Ferchito cuando de repente sonó mi celular.
-Un número que no conozco.
-¿Quién crees que sea? Preguntó Bella.
Como buen viejo sabio me ha dicho: -No contestes mi niña. No creo que sea nada importante para ti.
-Tienes razón.
Pasaron diez minutos aproximadamente, cundo de repente volvió a sonar el celular y esta vez, sonaba y sonaba.
-Creo que debo contestar.
No alcance a saber quién llamaba con tanta insistencia porque dejo de sonar el celular así que seguí en mi amena charla con Ferchito y Bella. Esa definitivamente fue una de las mejores caminatas de mi vida, esa noche no recordé a Daniel, me sentía tranquila y feliz, la amistad con Bella me había ayudado mucho a superar mi dolor y ni hablar de ese tierno viejo que me inspiraba tanta dulzura y paz. Al rato cada quien se marchó a su casa. Bella nos contó que las cosas con sus padres andaban mal ya que ellos no querían que ella hablara con nosotros; sin embargo, ella decidió que sus padres no le alejarían nunca más a alguien que ella quisiera en su vida, mientras esa persona no la indujera a conductas indebidas.
Había pasado una semana en la que no había podido hablar con Ferchito y Bella como antes, ya que mi carrera cada vez exigía más y más tiempo, así que se reducía aquel tiempo de relajación. Era domingo por la mañana. Desperté con la sensación de que ese día recibiría una noticia que cambiaría mi vida para siempre, algo que tiempo atrás ya había pasado por mi mente, pero que en ese momento no lo sabía.
-¿No iras a trotar hoy mi niña?
-No se mamá… me siento extraña. Tengo un palpito de que algo cambiara mi vida hoy.
Mamá me miro con sus ojos abiertos como platos. –Esas corazonadas siempre nos dicen algo-. Pero salió en silencio del cuarto dejándome una mesita con mi desayuno, la cual coloco sobre mi cama.
Unas ganas inmensas de hablar con Daniel invadieron mi mente, unas ganas inmensas de tenerlo entre mis brazos y poder susurrarle al oído cuanto lo amaba no me dejaban estar tranquila. Tome mi celular y marque su número, pero una cobardía de no poder enfrentarlo no me dejo llamarlo. Tal vez no era cobardía, simplemente temor a enfrentarlo, a revivir nuevamente una llama que creía ya extinta (o por lo menos eran menos las veces en que mi corazón pedía a gritos su amor) y el pensar que volviera a lastimarme como ya lo había hecho antes.
Sonido de celular.
–Hola Ti, ¿Cómo estás?
-Hola Sarita, bien ¿y tú?
-Bien, ¿Qué haces?
-Estoy en cama desayunando.
-¿Y porque no estás en la playa?
-He despertado un poco más tarde, ya sabes estoy días he estado muy ocupada en la universidad; estaba cansada.
-Sí, entiendo.
Ella solo me llamaba para saludarme y charlar un rato.
Ese día era diferente a los demás, sentía un gran peso encima de mi ser y no sabía porque. «Dios, ¿Qué sucede?». Mi corazón latía muy fuerte. Era alrededor de la 13:00 horas y aun no tenía ganas de ir a trotar, así que decidí que después de tantos años, ese sería la primera vez que no cumpliría con mi rutina.
-Lo que sientes debe ser muy fuerte, donde por primera vez después de tantos años, has decidido quedarte aquí en casa.
-No me quedaré en casa mamá, quiero ir sola a comer un helado en el centro comercial. Tengo rato que no voy y me ha nacido ir… algo me dice que debo ir allá, pero no entiendo que es.
-Si quieres te acompaño.
-Espero que no te molestes mamá, pero preferiría ir sola.
Ella dejo de tejer, alzo su mirada. Fijamente me analizaba de pies a cabeza. Entonces se levantó de la mecedora, se acercó a mí y me dio un gran abrazo.
-No me molesto mi niña… has lo que diga tu corazón.
-¿Qué crees que sea esto que siento mamá? Es la primera vez que me siento así. De verdad que esto es muy fuerte. Es la primera vez que no troto y por alguna razón no me siento mal por no hacerlo.
-¿Y si tal vez Dios quiere mostrarte algo?
-¿Algo?, ¿Cómo qué? Curioseé.
-No se hija, solo tú sabrás descubrirlo. Confía en Dios y en la corazonada que sientes…los avisos desde lo más profundo de nuestro ser nunca fallan. Has lo que tengas que hacer. Sé que sabes actuar. Dijo con una larga sonrisa reflejada en su rostro.
Al llegar al centro comercial, todo estaba calmado y no había mucha gente. ¿Qué tenía ese día? Era muy extraño. Normalmente siempre frecuentaba mucha gente ese lugar, pero ese día no llevaba el rumbo normal de las cosas. Decidí sentarme y darme el gusto de comer un delicioso helado de fresa. Observaba a las personas que caminaban por el lugar, unos iban felices, otros escuchaban música, otros parecían bohemios, había quienes se creían modelos, mientras otros solo parecían anónimos. El mundo es tan variado, tan disperso y tan unido a la vez. ¿Cómo personas tan diferentes compartimos el mismo planeta? Definitivamente Dios es perfecto.
Sonido de celular.
-Hola Sara, ¿en dónde estás?
-Hola Ti. Estoy en el centro comercial comiéndome un helado.
-Te tengo una sorpresa.
-¿Cuál? Pregunté intrigada.
-Sé que te va a gustar. Es algo que siempre has querido.
¿Algo que siempre he querido? ¿Tan importante es que no me acuerdo?
-Adelántame algo por favor.
-¡No! Espérame en donde estas, ya voy para allá.
Que extraño, ¿una sorpresa? Bueno, ella sabrá que me tiene preparado.
El reloj marcaba las tres en punto de la tarde y de repente el cielo se empezó a oscurecer. Mi corazón aumentó su frecuencia y entonces me sentí nerviosa y acelerada. «¿Qué te pasa Sara?, ¿Por qué actúas así?
Fui al baño.
-Sara, ¿Dónde estás?
-En el baño.
-Ya estoy aquí. Sal rápido.
–Ok, ¿Dónde nos vemos?
-En nuestro restaurante favorito, ya sabes el que está en el primer piso.
-Bueno. Dije, finalizando la llamada.
Me encontraba en el cuarto piso así que debía bajar hasta el primero. De repente ví que el lugar se empezaba a llenar. ¿Qué pasa? Afuera estaba lloviendo muy duro, parecía que Dios se encontraba muy enojado y que la tierra podía sentir todo su furor. El cielo estaba oscuro. Había niños que estaban llorando porque los rayos y truenos los asustaban. Al bajar de la escalera eléctrica, divise a Tifani a lo lejos, junto a ella estaba su pequeño hijo, quien también lloraba por el susto. Esa fue una lluvia muy extraña porque al amanecer, cuando salieron los primeros rayos del sol, nadie pudo pronosticar que con el transcurrir de las horas llegaría una gran tormenta. Al llegar a donde Tifani, ella me abrazo fuerte.
-Sara, que bien que estés aquí. No sabes cuánto me alegra verte. Te presento a mi hijo.
Mire al niño, pero el esquivó mi mirada, ya que se encontraba apenado, pues sus pequeños y verdes ojitos se encontraban encharcados por el llanto.
-Felipe no seas así. Saluda a Sara. El pequeño se acercó y me dio un abrazo.
-Sabes que eres un niño muy hermoso, no debes estar llorando. Le dije.
-Tengo mucho miedo. Diosito está enojado por algo y por eso está lloviendo así de fuerte.
Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro al oírlo, Ti también sonrió. ¿Cómo era posible que un niño pensara lo mismo que yo pensaba?, Dios enojado ¿pero por qué?, supuse que esa había sido la explicación que le había dado su madre ante el sonido de los relámpagos.
-Anda ven, dame un abrazo.
-Que tierno eres. Añadí.
Entonces en ese momento Tifani me dijo: -Falta mi sorpresa.
-¿Eh?, ¿acaso mi sorpresa no era que me presentaras a este hermoso chiquillo? Dije mirando a Felipe. El pequeño sonrió y con sus manitos empuñadas, se secó las lágrimas.
-Él es una parte de la sorpresa. La otra parte está aquí.
Abrí mis ojos como platos y entonces Tifani dijo: -Sara, te presento a mi esposo. Él es Ismael.
Lo mire fijamente de pies a cabeza, sin poder reaccionar. Él también me miraba fijamente, sorprendido. Ambos quedamos estupefactos al vernos, analizándonos duramente el uno al otro.
-Hola, mucho gusto. Soy Ismael Solórzano, es un placer conocerte, hace mucho que deseaba hacerlo. Dijo estirando su mano lentamente.
Con mucha timidez y nervio, estreché su mano y le dije: -Mi nombre es Sara Rendón.
Él sonrió y en sus ojos se dibujaba el deseo, si solo eso, deseo y podía vislumbrarse una sonrisa casi sarcástica. ¡Cómo podía ser tan cínico aquel hombre al mirarme de aquella forma, sin tener en cuenta que su esposa estaba a su lado!, en cambio yo no me atrevía a enfrentar su mirada. Me sentía incomoda en aquel instante.
No había dejado de llover y cada vez, había más gente en el centro comercial.
– ¿Esta era mi sorpresa? Pregunté sin poder controlar mis palabras.
-¡Sí!, ¿acaso no te alegras? Inquirió Tifani un poco desconcertada.
En un lapso de algunos segundos por mi mente pasaron miles de cosas. -«Alegrarme, claro que me alegro». Pero pensé que este momento seria planeado.
-¡Sarita!, ¿en qué piensas? Preguntó ella.
-Bueno, en que me alegra mucho poder conocer a los dos hombres más importantes de tu vida. Hace tiempo que quería hacerlo. Dije tratando de sonreír sinceramente, pero se notó que mi sonrisa era fingida.
La verdad me sentía incomoda, las cosas no resultaron como yo pensaba. Ismael, el esposo de Ti, no decía ni una sola palabra, pero no dejaba de observarme, como queriendo adivinar lo que en ese momento pasaba por mi mente.
-Ismael y yo estuvimos hablando de que era importante que ustedes se conocieran pues tú eres como mi hermana.
Una sonrisa a medio lado se dibujó en mi rostro. -Debo ir al baño. Dije inmediatamente.
-¿Otra vez?, ¿No acabas de ir?
-Sí. Respondí nerviosa. Es que este ambiente activa mi sistema y siento un poco de frió.
Ella me miro alzando su ceja (cosa que definitivamente yo no lograba hacer), porque no creyó que ese fuese el verdadero motivo por el que buscaba escapar de aquella situación vacilante y penosa.
-Yo también debo ir. Dijo Ismael.
Al llegar a los baños, él me tomo por el brazo y me dijo: –Que hermosa te ves hoy, definitivamente no me canso de admirar tu belleza, casi podría decir que te ves más mujer.
-Sentí que un temblor se apodero de mi cuerpo y tire de mi brazo, soltándome fuerte.
-Entre casi corriendo al baño y me pare frente al espejo casi sin poder ver mi figura reflejada, pues las lágrimas que brotaron a borbotones no me dejaban, al tiempo que mi cuerpo convulsionaba. Pasaron unos minutos en los que trate de reflexionar sobre lo que había sucedido, no quería que Ti, sospechara algo, por lo que trate de calmarme y pensar en lo que debía hacer.
Lo mire llena de odio. Si odio, en ese momento solo sentí odio. De repente, una gran idea se me ocurrió cuando estábamos con Tifani y Felipe nuevamente. Algo estaba por venirse, algo que cambiaría el rumbo de nuestras vidas. comencé por la primera fase de mi «Plan realidad», así lo llamé.
Fase #1: Invitarlos a ese lugar.
-¿De qué han hablado? Pregunto Ti.
-Le he comentado a Ismael que me encanta mucho ir a la playa a caminar. Hoy no fui en la mañana, así que me encantaría que hoy a las ocho de la noche nos encontremos en la playa y así hacemos algo diferente.
-¿Diferente en qué? Preguntó ella.
Ismael nos miraba y no mencionaba ni una sola palabra.
– ¡Si mamá, yo quiero ir por favor! Sería un plan muy divertido y así estamos todos juntos. Exclamaba Felipe, quien se encontraba muy feliz por mi plan, así que era un punto a mi favor; sin embargo… (esta historia continuará)
SARA ES UNA ESTUDIANTE DE MEDICINA Y PROMESA DEL PIANO. EN SUS VACACIONES CONOCE A DANIEL Y SE ENAMORA PERDIDAMENTE, PERO EL CHICO RESULTA ENGAÑARLA DE LA FORMA MÁS INESPERADA. DURANTE EL TRANSCURRIR DE LA NOVELA, VEMOS COMO LA VIDA ESTÁ HECHA DE CAUSAS Y EFECTOS QUE MUCHAS VECES ENCUENTRAN SUS RAÍCES EN LAS CASUALIDADES Y LA MANERA EN COMO SARA DEBE SUPERAR LOS OBSTÁCULOS QUE SE LE PRESENTAN, PUES SE DEJA CEGAR POR EL ENCANTO DEL ENAMORAMIENTO, APARTANDO SU LADO ANALÍTICO, POR LO QUE RESULTA SER VÍCTIMA DE UN HOMBRE QUE SE PROPONE ENCONTRAR TODAS LAS ARTIMAÑAS PARA QUE LA CHICA CAIGA EN SUS REDES. LOS CAPÍTULOS SE RELACIONAN CON LOS DEMÁS, PERO CADA UNO TIENE SU PROPIA TRAMA: DESDE LA FELICIDAD, HASTA LA TRAGEDIA, DESDE EL AMOR, HASTA EL ENGAÑO; CADA VEZ QUE CONOCEMOS A ALGUIEN LA VIDA SE TRANSFORMA Y YA NUNCA VOLVERÁ A SER LA MISMA. ESTA NOVELA GIRA ALREDEDOR DE LA CHICA QUE, A RAÍZ DE SU SUFRIMIENTO, DESCUBRE QUE TODAS LAS PERSONAS GUARDAN SECRETOS EN SU INTERIOR, PERO QUE TARDE O TEMPRANO ESTOS SALEN A LA LUZ. NO JUSTIFICO LOS ENGAÑOS, PERO EL LECTOR PODRÁ COMPRENDER LA FORMA DE RAZONAMIENTO DE LOS SERES HUMANOS Y LOS MOTIVOS POR LOS CUALES MUCHAS VECES SE OCULTAN VERDADES; SIN EMBARGO, SE ACLARA QUE EL PASADO HAY QUE DEJARLO TRANSPARENTE, PORQUE SI NO, TODO SU TORBELLINO REGRESARA A UN PRESENTE PARA QUE PUEDA SER ESCLARECIDO Y ES CUANDO PUEDE LASTIMAR A QUIENES MAS AMAMOS. LA VIDA ES COMO LOS ÁRBOLES, QUE TIENEN MUCHAS RAMIFICACIONES, PERO TODAS PARTEN DE LA MISMA RAÍZ Y ESTO SE PUEDE EVIDENCIAR EN CASUALIDAD O CAUSALIDAD, LA CUAL HACE QUE EL LECTOR SE INMISCUYA CADA VEZ MÁS EN ELLA, CON ANSIAS DE SEGUIRLA DELEITANDO. ESTA NOVELA, ESTA PRONTA A LLEGAR A SU FINAL.
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