RESUMEN DETRÁS DEL ESCENARIO
Esta historia es sobre la vida y experiencias de una joven llamada Irene, que fue testigo del golpe militar chileno.
Ella estudió en la Universidad, allá conoció un joven del cual se enamoró. . Ambos eran simpatizantes del partido socialista.
Héctor su pololo , debe salir huyendo del país y se separan, por largos años. El va al exilio en Italia , Nápoles, donde termina sus estudios. Ella pasa por experiencias traumantes , que marcan su vida para siempre.
Muchas cosas que suceden en los años de la dictadura, golpean el alma de la joven, que es denunciada por una vecina, de estar en contra del dictador y es perseguida por la CNI.
Al volver la democracia , se reencuentran los enamorados pero en situaciones personales y sociales totalmente distintas.
Esta etapa muestra como la sociedad va desarrollándose con un mejor nivel económico; pero cada día van saliendo a la luz, los rostros ocultos de las personas que estafan los gobiernos, sacerdotes abusadores que hacen perder la fe de las personas, violencia , droga y maldad, en un espiral siempre creciente.
Dentro de este ambiente ,Héctor regresa al país y entra de lleno en la política , pervirtiendo sus ideales, a costa de enredarse en redes de corrupción.
Irene, se dedica a su carrera de profesora y busca a través de la educación , lograr un cambio para una sociedad mejor, pero ahora más enfocada a la enseñanza. Emprende un camino espiritual, que le trae experiencias sorprendentes;pero Hector que tenía importantes contactos dentro de los gobiernos democráticos y los aprovecha muy bien para enriquecerse en forma fraudulenta y corrupta la arrastra al borde del precipicio. Nuevamente su vida se enfrenta a la persecución y al sufrimiento.
DETRAS DEL ESCENARIO
CAPITULO I
¡ Irene . Irene !…hija. El grito de doña Lucila cruza el espacio , mientras su pequeña hija de cinco años, ha bajado caprichosamente las escaleras del muelle Valdiviano, cayendo a las profundas aguas del río Calle- Calle, el más denso del Sur de Chile.
Irene , una niñita delgada, pequeña, pasó en segundos entre escalón y escalón de la bajada de madera ,al atracadero, e ingresó violentamente a las frescas aguas verde azules, que pasan desfilando día a día frente a la maravillosa selva Valdiviana .
El vestido rojo, de la niña , lleno de flores, flota como un paracaídas bailando sobre el rìo. Irene está asustada…muy asustada.
¡Mamaaaá…..mamaaaá!…. la joven se despierta bruscamente, sobresaltada , el sudor resbala por las sienes , mientras alcanza a escuchar su grito.
En algún rincón de sus neuronas, en un espacio indescifrable, ella fue atrapada por la muerte y nunca lo pudo olvidar. Vio su rostro feo , y supo entonces que era la afortunada de la vida, ya que en el mismo instante en que comenzaba a ahogarse , aparecieron unos nobles boteros , que la sacaron. Si se hubieran demorado unos segundos esta niña , jamás habría podido vivir hasta los noventa y cinco años .
Sintió que un ángel cuidaba de ella y aunque no lo viera , éste estaba siempre ahí, en aquel mundo invisible que nos rodea, que nos abraza, sin que lo notemos. Lamentablemente, nuestros ojos materiales son incapaces de ver un átomo sin la ayuda de sofisticados instrumentos, mucho menos descubriremos un ser inmaterial . Por eso sólo lo captamos con nuestra intuición ,con nuestra alma , con esa energía que no está en el mundo material. Todo estaba escrito, sin esa niña el tejido de la vida, se habría entrelazado en forma diferente.Cada nudo, cada punto conforma nuestra tela universal y dentro de ella todos valemos y somos importantes.
Irene se levantó rápidamente; había quedado de juntarse con Héctor su compañero de Universidad, y ya estaba retrasada. Ese día los universitarios saldrían a la calle, para pedir un mayor presupuesto para la USACH.
Rápidamente se agruparon cerca de la Moneda; frente a frente de los carabineros, que permanecían inmóviles, aguardando la orden de su superior para actuar . Minutos que aprovecharon los muchachos para gritarles a los uniformados todo tipo de insultos. Quince minutos más tarde, apareció Violeta Cifuentes, su compañera Dijo : Irene , vine …pero ni se para que es esta marcha y se quedó esperando una respuesta con su linda sonrisa , mientras el viento agitaba su cabello rubio..
Irene, le contestó: yo tampoco, parece que es por unas platas…Héctor, ¿tú sabes para qué es esta marcha?
-Para el presupuesto universitario, contestó Héctor, con su voz grave y acariciando su pequeño bigote continuó…porque en el gobierno de don Eduardo Frei Montalva , se ofrecieron unos dineros para la Universidad, que todavía no se ….
En ese momento , los uniformados venían a sacar a los muchachos de la Alameda, sin importar cómo.
— ¡ Arranquen…arranquen , vienen los paaaaacos ¡ gritaba un compañero dirigente . Todos corríamos en masa, esquivando las Molotov y los tremendos chiflones de agua que les tiraban. De pronto; Héctor cayó por el suelo y rodó como una bolita sobre el pasto. Fue tan fuerte el impacto, que casi queda inconciente. Los compañeros fueron corriendo a socorrerlo, se levantó con dificultad pero se levantó. Nos atrincheramos al fondo de la Alameda entre los árboles y gritaron sus consignas:
¡El pueblo unido jamás será vencido! Y volvían a la carga, todo entre risas como si se tratara de un juego.
– Bruja…bruja ..a la cartuja – Se referían a la noble esposa del presidente de la república de esa época.
Héctor, el poeta de la clase, se levantó con su parsimonia de siempre y sacudiendo su boina de lanilla , pasó su mano a Irene y volvieron a la carga.
Pasado las doce del día, todo se terminó, los estudiantes se fueron al café de la esquina , llamado “ Los Universitarios”. Entraron en grupo , con gran algarabía, parecía que venían de una fiesta, en lugar de una batalla. Ese Café de aromas naturales hechos con granos Arábigos, era su favorito. Después de tan duros encuentros, consideraban que merecían además unos sabroso pan con exquisito jamón , especialidad de la casa.
Chiquillos que vamos a comer …¡….! Chiquillooos!, gritaba Alida Alarcón , mientras todos hablaban y nadie se escuchaba.
Yo no tengo dinero – gritaba uno, nosotros tampoco gritó Héctor.-
Bueno, hagamos una vaca, dijo Irene .
Lo mismo de siempre, nunca con suficiente dinero, más de una vez le dijieron a la dueña:Nos faltan cien escudos. La dueña colocaba una cara seria, y de inmediato empezaban a recolectar monedas. Después la amable señora los recompensaba con unos enormes panes que hacían las delicias de los muchachos.
En breve comenzó la discusión de siempre, Violeta , tomó la palabra y preguntó: Ustedes creen que los militares saldrán a la calle.
Si, es un hecho , dijo Leonardo, todo el mundo habla de eso en todas partes.
La gente está cada día más violenta y no hay sitio donde no ocurra una pelea, entre derechistas e izquierdistas. Esas discusiones callejeras , eran la nube que nadie veía, sin embargo ; se instalaba cada día más enorme sobre el cielo de la patria. Todos tenían la razón y llegó un momento que tener la razón, era más importante que la vida misma .
-Si…dijo la Alida, cualquier día acá queda la escoba.
– Pero el pueblo tiene que defenderse, mientars la gente vive en al miseria , el uno por ciento por ciento más rico del país se queda con toda la riqueza…no puede ser esto está mal repartido…
– Si, dijo Irene , mientras se iba a la mesa donde Héctor la esperaba, la violencia engendra violencia dijo mientras caminaba , yo opino que deberíamos llegar a un acuerdo , entre las partes, la división no es buena…
– ¡ya pero ese acuerdo es irreal….nadie quiere acuerdos…!.gritó Omar. Años más tarde , esas palabras retumbarían en su cerebro, cuando era torturado por los sicópatas de la dictadura.
Luisa Riffo, guardaba silencio , a ella jamás le pasaría nada , porque lo que sucediera a su alrededor le daba exactamente lo mismo.
– ¿ Y tú Luisa que opinas del abuso de los poderosos , sobre el pueblo?.
-Bueno yo, no se…. No me interesa … en mi tiempo libre vendo …el matute , eso es lo único que me gusta. Una sonrisa amplia , tan amplia como su ignorancia se derrama sobre su gorda cara. Esta muchacha , siempre se sacaba notas mínimas; pero para el negocio era un as. Se podría decir que su Dios era el dinero y nada fuera de ese ámbito, tendría significado para ella.
Aquel día fue muy importante para Irene , ya que ese día , en aquel café, Hector le declaró su amor y le pidió pololeo. Se habían apartado, en una mesa, detrás de una columna, ahí casi escondidos, él le dijo : Necesitaba hablar contigo.
-Que cosa, dime- urgió Irene ansiosa.
– Algo , no se algo, contestó mientras se tocaba la frente , con sus largos y huesudas manos.
-Dímelo, ya-
Héctor se acercó a ella como si fuera a decirle un secreto y rozó sus labios, después le dijo…¿quieres pololear conmigo?.
En ese momento, Alida Rubilar, gritó con un fuerte vozarrón desde la mesa del frente, de donde se habían escapado hacía pocos minutos.
¡Haber , haber , que pasa en esa mesa.. vengan inmediatamente a sentarse con nosotros .!
Todos dirigieron su mirada hacia ellos y entre risas y caras de inocencia, Héctor , con su cuerpo alto y delgado , esbozó una sonrisa inocente y pasando su mano a Irene , fueron a sentarse con sus compañeros; en medio de la algarabía de todos, que ya se habían dado cuenta de lo que estaba pasando entre ellos.
Después de largas charlas, que siempre terminaban en risas descontroladas , uno a uno fueron abandonando el café. Aquel lugar de alegres encuentros juveniles, donde todos soñaban con una mundo más justo, un mundo entre iguales, donde la solidaridad primara ante todo.
Cuan ilusos eran estos jóvenes, pensaban que un sistema político distinto al que tenían, cambiaría la faz de la tierra y en este humilde café de la calle Cienfuegos, entre café y café soñaban con una patria que jamás podría existir.
Sin importar que sistema maravilloso se aplicara, sin interesar en que trinchera estaban todos los buenos y en cual todos los malos, esos sueños se derrumbarían, correrían por las calles de la patria, rojos como la sangre y la rabia… y de la noche a la mañana esas alegrías juveniles, esas risas, esas esperanzas se convertirían en gritos de dolor, mientras miles marchaban dentro de sus sueños rotos, a las cámaras de tortura. Una vez más aquí.. allá, en este siglo o en otro no importa donde , el alma humana , siempre terminaría de sacar ese odio que lleva adentro y una y otra vez Caín asesinaría a su hermano, como lo ha hecho desde el principio de los siglos. .
Aquella noche Irene estaba feliz, con una dicha que no duraría mucho, que era fugaz en el tiempo y eterna en la memoria.El día había sido agotador y emocionante. Cerró sus ojos con rápidez y Otra vez el río Calle Calle, se asomó a su mente, ella corría junto a un grupo de niños hacia la costanera .Eran unos enanos negros por el sol del verano que iban a los botes, a balancearse a uno y otro lado, Como si se tratara de un inocente balancín, en vez de un poderoso río.
Era la hora cuando sus amigos del vecindario, corrían a saltar entre los botes del muelle. Nada había más hermoso que la tarde Valdiviana, refrescada por el aroma de Alerces, Copihues, Murta, Murtilla, Nalcas.
-¡Irene !, gritaba Teo, ¡salta más fuerte ,más fuerte!. Teo, era su vecino de ocho años, de cuerpo oscuro y regordete, era el más desordenado del gupo. Nunca le parecía suficiente balanceo. Quizás si hubieran tenido más peso, habrían dado vuelta las pequeñas embarcaciones.
Estos botes, quedaban amarrados al muelle, mientras sus dueños iban a sus casas y cuando ellos llegaban trasladaban a la gente , hacia la isla Tejas. El lugar donde la mora crecía como la lluvia en el invierno, fuerte muy fuerte, abundante y negra como las tormentas que azotaban las casas sureñas. Moras dulces como la mamá ,que ayudaba a recogerlas, a sacarlas del camino.Cada vez que iban de visita a la isla regresaban de allá con bolsas de mora y los dientes negros muy negros.
Finalmente, el sueño la venció, entonces vio un hombre , en la esquina de su dormitorio, era flaco, chico, con un gorro como de papel, como esos que se ponen los pintores cuando pintan paredes. Su cara flaca, nariz aguda, en su mano tenía una especie de estaca y la miraba feroz o al menos eso creía Irene, tiritó entre las sábanas, no se movía , estaba aterrada.Nada la calmaba, ni siquiera que su madre estaba en la cama del lado y su tía ciega , la Paulita, en la cama del otro lado. Tenía miedo, mucho miedo.Hasta que sin darse cuenta , se durmió.
Al día siguiente ,cuando despertó , no lo comentó con nadie, no sabía si fue sueño o realidad..nunca lo supo , pero quedó a fuego en sus recuerdos aquella noche de terror.
Irene, siempre sintió una fuerte curiosidad , por casi todo lo que la rodeaba, en especial , el mundo de lo invisible. Durante muchos años recorrió librerías, buscando algún libro que fuera tan espectacular, que le dijiera porqué los espíritus se dejaban ver y a que volvían.
Una tarde , Héctor la acompañó a una librería, no habían muchas durante esa época, pero si , en las ventas de libros antiguos, se podían revender los libros que ya uno había leído y recuperar así algo de su dinero, y comprar otro.
Revisando títulos y contenidos, Héctor se encontró con una tarjetita dentro del libro, que contenía un número telefónico y un nombre de mujer.
-Humm… que interesante, dijo el joven, pasando sus dedos sobre la cartulina, como si fuera de seda, dijo…esto hay que investigarlo. murmuró y lo guardó de inmediato en su bolsillo.
-Irene, se extrañó de la reacción del muchacho y lo anotó en su libreta mental, pensando que talvés al unirse a otros eventos similares, podría descubrir a un mujeriego , dentro del alegre estudiante.
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