Puente de madera
En el pueblo había un puente de madera viejo y tambaleante que conectaba dos mundos: el campo donde los niños jugábamos y la colina desde donde los mayores miraban al horizonte. Nos decían que no cruzáramos. “Ese puente no es para vosotros”, advertían los adultos. Nadie explicaba por qué, y eso lo volvía aún más...