DE DONDE FUI

Yo no soy de aquí.

Yo soy de Cádiz. De la tierra de la luz. Allí pasé mi infancia. Toda.

Mamá me voy con Elena a jugar a la plaza. Cuidado, niña. A la zapatilla por detrás, tris tras, ni la ves ni la verás, tris tras.

La tierra del olor a azahar. Ponte la rebeca que hace frío. Nos calentábamos las manos con la cera que caía de las velas de los cofrades y moldeábamos figuras con ella mientras por la Calle Ancha procesionaba la Virgen de la Palma.

Pero qué preciosa está mi niña. Ay mamá, suéltame que me está esperando Elena. No vengas tarde, cielo, que aguanto despierta. Los paseos hasta la Punta de San Felipe y los primeros besos en la Caleta. A mí no me gusta ese tío Carmen. Pero bueno, Elena y a ti qué mosca te ha picado con Ángel. Que no me gusta Carmencita, que me parece un bruto. Tú es que eres muy exquisita, si es guapísimo.

Mamá que mañana duermo en casa de Elena.

Mamá que mañana duermo en casa de Carmen.

¿Tú estás segura de que nos van a dejar entrar, Carmen? Dos carnés falsificados, las dos faldas más cortas del armario de Elena y las dos partes superiores del biquini del pasado verano. El mío, negro. El de Elena, rojo. Yo creo que te está pequeño, Carmen. Se te salen las tetas. Calla tonta, qué se me van a salir.

A los primeros rebujitos invito yo. Gracias, salao. Su mano bajando por mi espalda, deteniéndose ahí. Calor en la nuca. Elena que es toda risa y yo que me arranco a bailar cuando aún no hay nadie en la pista. La tierra de la música y del baile.

No cabemos cinco en este coche, Ángel. Claro que cabemos, tú te sientas encima de mí Carmencita. Pero qué dices, Elena, ponte sobre mis piernas. La música a todo volumen y la risa de Elena. La tierra de la alegría.

Yo era de Cádiz, pero esa noche se soltaron las amarras. Sólo yo llegué a ingresar en planta. Lo supe días después de salir de la UCI. Ángel llegó aún con vida, pero la perdió en unas horas. Los restos de Elena los recogieron a cinco metros del coche.

La tierra donde nacen los vientos para recorrer el mundo exhalando el aroma de la bahía.

NURIA GIL INÉS